¿Se
puede pintar la música?
Al comienzo la tarde de ayer
martes, en la clase de “Arte para Niñ@s”, después de haber visto un corto,
sobre pintura mural animada y música, les planteo esta pregunta a las alumnas de
la clase “¿se puede pintar la música?. Sus respuestas fueron unánimes, aunque
con algún que otro matiz interesante por parte de la más pequeña de cinco años:
·
Alumnas: No, no se puede, no sabemos solfeo, yo
no sé escribir, estoy aprendiendo ahora, no sé cómo hacerlo…
·
Yo: Y si os digo que sí, que se puede; os voy a
plantear un ejercicio, vamos a dividir una cartulina en tres espacios
diferentes, a continuación, voy a poner tres tipos diferentes de música, os
vais a dejar llevar por la música y las emociones que esta, os pueda transmitir
y simplemente, vamos a experimentar con los colores y diferentes herramientas,
a ver qué sucede; recordad, que estamos experimentando; no os preocupéis por el
resultado, sino tan solo, prestad atención al proceso; dejaos llevar por las
emociones.
La clase, va transcurriendo con normalidad; las alumnas, están algo más silenciosas de lo normal, cada una inmersa, en lo que está haciendo; por mi parte, de vez en cuando les comento algo: “Parece que si se puede pintar la música ¿no?; ¿cómo es esta música, alegre o triste?; ¿qué tipo de música, os ha gustado más, esta o las anteriores?; ¿sabéis que también la pintura, se puede convertir en música?...
La mayoría de la gente, valora en lo que se refiere al hecho artístico, lo que se ve, pero lo importante es lo que se siente; se puede ser un virtuoso del dibujo, pero entrar en pánico ante una hoja de papel en blanco al oír las palabras “Invéntate algo”.
Según palabras de mi propio
padre: La técnica, la puede aprender cualquiera (¡sí, cualquiera!, es cuestión
de tiempo, unos tardarán más que otros, pero se llega); lo difícil es ser
creativo y eso es lo primero que se pierde, si nos obsesionamos con la técnica.
Mi forma de trabajar con mis
alumn@s, es diferente y creedme, que al final, técnicamente, van a aprender sin
darse cuenta; es muy fácil, visionar un tutorial de You Tube y aprender a hacer
unos ojos fantásticos de diferentes colores y matices y no salir de ahí nunca,
por miedo a equivocarnos y no impresionar a nadie más; ya tuve en el pasado
algun@s chic@s así y era muy difícil, sacarlos de su zona de confort.
No es necesario aprender a
dibujar, todas las cosas que hay en este mundo, sino: educar la vista, mejorar
la psicomotricidad que requiera la técnica que estemos utilizando y trabajar
con el hemisferio derecho del cerebro y si me lo permitís, una cuarta cosa,
para los que no han perdido la imaginación, como es el caso de los niñ@s,
dejarse llevar, apagando la lógica, para que el subconsciente, tenga una
oportunidad (no seguiré por este camino, ya acabo); con esto, podremos dibujar,
cualquier cosa del universo, aunque nunca la hayamos visto y además, podremos
inventar lo que queramos.
En nuestro taller, trabajamos
eso, la creatividad y utilizamos herramientas de todo tipo, concernientes a
este ámbito, al igual que experimentamos, con el amplio abanico que nos ofrece
cada una de las diferentes artes; ¿por qué trabajar una sola?; cuantos más
matices, más enriquecedor será el resultado; ya habrá tiempo cuando seamos
adultos, si así lo decidimos, por mostrar nuestra predilección, hacia una u
otra.
Creamos una atmósfera
favorecedora y divertida (si una cosa no te gusta, la abandonas y esto no
quiere decir, que no seas una persona valid@).
“Cada persona, un mundo y un
sistema de aprendizaje diferente”.
Jamás, me oiréis decirle a un
niño o niña, esto está mal; si lo han hecho ell@s y se lo han inventado, es
genial, es a ell@s, a quien les tiene que gustar, no necesitan el veredicto de
nadie, el miedo a que su trabajo no sea aprobado por un adulto o por los demás,
coarta la experimentación y los lleva a la repetición, alejándolos del trabajo
creativo, y lo que define al artista, es la creatividad, sea cual sea su ámbito
de trabajo, aunque, como he dicho, tampoco se trata de ser artistas, sino de que
el arte, nos sirva, para ser más felices.
Hemos tomado el camino largo,
pero nosotro@s, disfrutamos del camino, no solo del destino y saltando los años
de la adolescencia, (ese viaje de ida y vuelta desconocida) nuestr@s alumnos,
cuando regresen de ese coctel hormonal que les ofrece la naturaleza, tendrán
siempre, una herramienta, para resolver sus conflictos, expresar sus emociones,
o simplemente, relajarse y por qué no, una profesión, directa o indirectamente
relacionada con lo artístico.
Como hijo de artista, he
podido sentir en mi etapa infantil, la importancia que cobra el poder expresar,
tu pequeño gran mundo, a través de tu propia creatividad, sin que nadie ni nada
te la sesgue (en eso, he sido un afortunado, mi padre siempre me dio libertad
en este sentido); si bien, más adelante, para poder dedicarme a lo que me
dedico, tuve que pasar por la disciplina
técnica necesaria, para cobrar libertad total en la ejecución de mis creaciones
artísticas, pero sin haber perdido por el camino, mi esencia creativa.
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