Para la realización de este mural, partimos de un boceto preliminar en el que se van aunando de manera creativa, nuestras propias ideas junto a las directrices identificativas de la localidad, sugeridas por las personas que nos lo encargan: inspiración islámica, letras simulando arabescos, sombrero de Verdiales y el pueblo evitando la cuerda seca.
Una vez aceptado el proyecto, comienza la fase de dibujo a tamaño real de cada uno de los elementos decorativos que lo conforman. El dibujo, es una parte esencial del mural, si este no está bien hecho, no podremos posteriormente disimular los errores en la fase de pintura, quedarán ahí para siempre, y será lo primero que nuestro ojo vea cada vez que nos acerquemos a él.
Mi tarea en esta fase, es la de complicarle la existencia a Marina, ya que ella será la que traslade el diseño a los azulejos, no para de quejarse, siempre me dice que simplifique, mi intención es la contraria, pero siempre acabo enredándome; a mi me gusta hacerla rabiar y las bromas se suceden de un lado a otro del taller.
Marina comienza a trasladar el dibujo a los azulejos, mientras yo voy preparando otras partes del mural, Marina no me habla, no sé si esta cabreada o concentrada en el trabajo, el taller, poco a poco va poniéndose patas arriba.
Esta es otra vista del trabajo realizado por Marina, ella está al otro lado de la mesa, el extremo inferior del mural, lo cortaremos con varias herramientas para elimina la parte de los azulejos sobrante.
Dibujo del lateral izquierdo del mural antes de ser trasladado a este.
Vista completa de la imagen anterior, utilizamos rollos de papel continuo que movemos a lo largo y ancho del mural de azulejos, calcando luego con papel carbón, a veces hacemos sobre ellos pruebas de color para ver como cambian los distintos elementos decorativos respecto al boceto.
Aquí Marina, pasando el dibujo anterior a los azulejos, dejándolo listo para la aplicación del color.
Continuará……….
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