Se explica y plantea la
actividad, generalmente consta de varias partes en función del grupo, la
persona y el tema. Aprovechamos alguna proyección que iremos desglosando más
tarde entre todos/as, sacando interesantes conclusiones, descansamos unos minutos
para compartir ideas y hacemos alguna introducción previa a alguna corriente
artística que dará pie a la actividad plástica de las obras.
Realizamos unos minutos de
relajación guiada y concentrándonos en algún tema propuesto según la sesión
realizada.
A continuación, nos ponemos a
trabajar a nivel plástico; el resultado y nivel técnico, no nos importa, no queremos
obstáculos; si nos concentramos en nuestro dedo índice, no podemos ver el horizonte.
Queremos expresarnos; trabajamos un poco sin saber lo que estamos haciendo o
con alguna intuición; estamos perdidos/as, queremos escribir una carta a
alguien (a nosotros/as mismos/as) y no sabemos qué decir ni por dónde empezar;
nuestro yo interior, toma el relevo y se encarga de guiarnos.
Finalmente, llega el momento
de comunicar algo a los demás; no sabemos lo que hemos plasmado en nuestra obra
pero una voz interna te lo va narrando al oído y comienzas a hablar y comunicar, no
sabes lo que has creado, pero todo va tomando coherencia y se produce el “Milagro”.
.
Tantos años escondido, bajo miles de capas a modo de cebolla, aparece una
pequeña gema que estaba ahí encerrada y que hemos conseguido dejar salir.
También salen
esos pequeños monstruitos/as, que nos atormentan por las noches y nos amargan
la existencia; bajo la luz del color, han sido descubiertos y sacados de la
jaula para dejarlos marchar.
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