Los/as ceramistas son una especie de Cenicienta del arte, vivimos esperando a que alguien nos descubra y tras haber estado durante todo el día emulando a la protagonista del cuento, con alguna que otra trabajosa tarea, nadie llega con una especie e zapato de barro para comprobar si nuestro pie encaja más o menos en lo que debería ser alguna que otra sala de una galería o de algún museo.
La arcilla, es una material pobre, fácil y dócil en el manejo, cualquiera puede manufacturar un objeto en su primer contacto con este material, la arcilla es amable, orgánica, parece que está viva.
Me pregunto si algún día se descubrirá que la carroza mágica de Cenicienta, no deja de ser una calabaza y que el espejismo caduca a las 00:00 en punto.
Lo superfluo del arte está en la superficie.
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