Para llevar a cabo un trabajo encargado previamente por un cliente, es necesario el conocimiento previo de lo que este nos demandan y a veces, son necesarias grandes dosis de psicología para conjuntar nuestro estilo de trabajo personal con los gustos del demandante. El comienzo de una escultura, comienza con la realización de varios bocetos en los que solucionaremos las posibles dificultades técnicas que se nos puedan presentar en la obra. Una vez resueltas, comenzaremos nuestra escultura utilizando el material adecuado para nuestro trabajo.
Posteriormente, proseguiremos con la fase de modelado de la pieza en la que tendremos cuidado de mantener nuestro trabajo en un estado plástico adecuado para la fase en que nos encontremos del mismo, iremos dejando que se valla endureciendo lentamente para poder ir dándole más detalle e incluso, nos permitiremos tallar nuestra pieza.
Una vez bizcochada nuestra pieza, procederemos a la decoración de nuestro trabajo, en nuestro caso hemos utilizado el aerógrafo para difuminar las diferentes tonalidades de colores.
El resultado final, lo proporcionará el horno, ya que en el tipo de atmósfera en el que se ha llevado a cabo la cocción, la casualidad controlada, tiene un papel fundamental.
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