Barceló, en las Caballerizas Reales, al término de su actuación.
eldiadecordoba.es
Miquel Barceló y Josef Nadj Lugar: Picadero cubierto de las Caballerizas Reales. Celebración: 23 y 24 de octubre.
La inmaterialidad de pequeñas gotas de agua rodeando los paramentos de la Mezquita Catedral con la Nube de Darya Von Berner para Córdoba fue el comienzo de una serie de intervenciones artísticas contemporáneas en diversos enclaves urbanos e históricos de la ciudad que tras la alfombra de velas creada por los Caminos de fuego de MUMA para la Plaza de Capuchinos y Cuesta del Bailío y la popular instalación Appearing rooms (Habitaciones que aparecen) del artista danés Jeppe Hein en el Bulevar del Gran Capitán, ha tenido su clausura con la performance Paso doble que el artista mallorquín Miquel Barceló ha realizado junto al coreógrafo francés Josef Nadj en el Picadero de Caballerizas Reales.
Después de que hace unos años otro Miquel, Navarro en este caso, creara en este espacio una instalación escultórica de cierta atmósfera lunar, ha sido la hora de ver si con una performance como la de Barceló y Nadj es el momento de poder seguir utilizando dicho espacio como una infraestructura cultural más en la que el arte contemporáneo dialogue y confluya con un espacio arquitectónico de marcado carácter histórico e incluso tradicional.
Producida por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y promovida por la Fundación Córdoba ciudad cultural, este ciclo de intervenciones ha contado para esta ocasión con otro aliado de excepción, el Festival de Avignon, productor técnico y artístico de la pieza que hasta el albero del Picadero de Caballerizas reales ha traído los infiernos creativos de Barceló y Nadj en una propuesta performativa que muchos guardarán en su mente y sus retinas durante mucho tiempo.
Tras su paso por la pasada Bienal de Venecia, donde frente al stand by de la pintura y la cerámica de Barceló que se podía ver en el Pabellón de España recibió los mayores aplausos de un reducido público que pudo asistir a la actuación, el pasado viernes y sábado fueron seiscientas, las personas que pudieron ver en Córdoba cómo se desarrolla el proceso creativo de Barceló en escena y en un doloroso y tormentoso diálogo con la materia, con su compañero de escena, Josef Nadj y consigo mismo.
Casi a oscuras y con pequeñas luces que iluminan un escenario construido en barro blanco y rojo, pequeñas formas intentan surgir del interior de esa estructura mientras el sonido nos comienza a envolver en un viaje que nos llevará por el nacimiento de las formas, el caos, el sueño, la realidad, la carne, la angustia, la pesadilla, la lucha, el esfuerzo, la creación y la desaparición final, cuando engullidos por su propia obra, Barceló y Nadj vuelven a ese lugar del que nacieron, la tierra, en una performance telúrica y dramática que llenó el espacio de Caballerizas de tensión y aplausos finales.
Nacer, crecer, crear, relacionarse, morir. Acabar desapareciendo en aquella obra efímera creada a lo largo del espectáculo en la que se suceden guiños a la propia historia del arte hispano (Goya y sus garrotazos o Picasso y sus tauromaquias) y en la que la aparente rudeza campesina de Barceló se contrapone a la elegancia formal de los movimientos contemporáneos en circular de un Josef Nadj que soporta en escena momentos de angustia y tensión, trabajando ambos la tierra con buriles y azadas, adquiriendo fantasmagóricas formas que en el caos central de la pieza a más de uno le hicieron verse inmerso en una pesadilla y llegando casi a la asfixia en ese momento de mimesis con el muro ya teñido de blanco tras la lluvia que preludia la desaparición final de ambos en el interior de la obra creada en escena. La vuelta al origen, un recorrido en circular.
Comments