Las personas van y vienen
siguiendo una especie de trasiego continuo, a veces con un rumbo, más o menos
determinado, otras un tanto casuístico. ¿Os habéis fijado alguna vez en esas
fotografías que se hacen con el obturador de la cámara abierto durante un
tiempo algo más largo de lo habitual, cómo se capta el incesante trasiego de
los vehículos que circulan por la carretera y qué estelas van dejando de
colores.
Imaginad ahora, que los seres
humanos, fuéramos capaces de desprender dicha estela a un ritmo de paseo, sin
necesidad de detener en el tiempo, a través de una fotografía, dicho instante y
que se produjera una correlación de pequeños instantes a modo de fotogramas, lo
suficientemente rápida, para que el ojo humano, las percibiera como simple y
llanamente el movimiento normal; pongamos a una velocidad de 24, 25 o 30fps.
Imaginad, que estás estelas,
fueran de diferentes colores, según el estado de ánimo que nos provoca el lugar
al que nos dirigimos, o del que venimos.
Sería algo hermoso, algo así
como si lleváramos varios metros de tela compuesta por un luminoso hilo de
seda o gasa de colores, ondeando al viento como banderolas. Sería curioso, que
estas estelas de colores, quedaran registradas en el suelo a modo de un gigantesco
mural pintado con la impronta de los/as caminantes y visto desde el aire, nos
hablaría del estado de ánimo y el pulso mayoritario de los habitantes de una
ciudad o un lugar; nos diría, cuando una ciudad o un determinado lugar, está
enfermo o tiene buena salud.
Me gustan los lugares y las
construcciones pensadas para albergar y permitir el tránsito de mucha gente,
como las estaciones de ferrocarril; me gusta observar estos espacios por la
noche, cuando no hay nadie, están vacíos o abandonados, imagino los trenes yendo
y viniendo e imagino estás estelas de colores, desplazándose de manera sinuosa
al ritmo que marcan las diferentes corrientes de aire que se mueven en su
interior y el gigantesco mural de pinceladas anímicas y emocionales que
quedaría plasmado en el suelo.
Los edificios que han tenido
mucha vida, una vez abandonados, dan la impresión de que siguen reteniendo la
impronta de sus habitantes: sus historias, experiencias, vivencias, desgracias,
risas, fiestas, el paso del tiempo en el rostro de sus pasados habitantes;
bebés que nacieron, vivieron y salieron de allí como ancianos al concluir sus
vidas; se me dispara la imaginación, cuando llego a un sitio así.
Mi casa, mi taller, ahora
también Centro Cultural, al que denomino “La Casa del Artista en Movimiento
Infinito”, con el tiempo, se ha ido convirtiendo en uno de esos lugares. La
rampa del jardín aparece en mi imaginación cubierta de vivos colores; ¡Cuantas
historias!.
Yo soy una persona con
tendencia a la vida ermitaña, no soy muy de salir al exterior y relacionarme,
si no estoy trabajando en algo, pero la caverna de este ermitaño, ha quedado
hermosamente decorada de colores; el ermitaño, no salió, pero el mundo entró,
tal vez a beber las aguas frescas del manantial que nos cura y que vuelve lo
gris y lo negro en verdes, amarillos, turquesas, magenta, todo un Arcoíris de
colores, una Aurora Boreal o si se prefiere Vía Láctea, la que hay en este
lugar.
Hay alguna cosa indefinida
en esta casa, que transforma a las personas. Siempre puse como ejemplo la
metáfora de un río; “La calle es un río, mi casa un embarcadero, nunca se sabe
quien aparecerá y cuando se marchará; Marina y yo estamos aquí, ofrecemos
enseñanza y otras cosas que genera la casa y el espacio habitado por personas
en una misma y melodiosa sintonía y cuando la gente se va, no sabemos quien
aprendió más, si ellos/as, o nosotros/as”.
Al principio, Marina y yo,
nos limitábamos a las clases de una forma más normativas, siguiendo el ejemplo
de la enseñanza reglada, pero pronto nos dimos cuenta, que la mayoría de la
gente, venía buscando algo más; bajan el primer día vestidos de negro, gris o
marrones diversos y estos se van tornando emocionalmente más diversos y
alegres.
Es por todo esto, por lo que,
además de cerámica, hay un plus; este plus con el tiempo, se ha ido organizando
de manera específica en un nuevo taller: Expresiones y Emociones; para que el
arte en cualquiera de sus manifestaciones, nos ayude a repararnos por dentro y
reflejarlo por fuera.
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