Saber cuándo parar:

Independientemente de si nos
gusta o nos sentimos encadenados, el número de horas que dediquemos al asunto o
el rechazo que nos produce en el segundo caso, acaban provocando síntomas
físicos y sicológicos a los que solamente echamos cuentas cuando nos están
dando toques de atención; nos hacemos propuestas y cambios, pero cuando los
pequeños toques de aviso desaparecen, nos olvidamos de ellas.
Poco tiempo después las
advertencias se instalan en nosotros de manera definitiva y tenemos que tomar
medidas drásticas, para evadirnos, aunque quedamos tocados; los que tienen
suerte, aceptan esta penúltima advertencia y cambian, los que no, esperarán a
la definitiva.
Siempre envidié, a las
personas que son capaces de desconectar de su trabajo cuando llegan a casa, las
personas que no se llevan a casa los problemas y los diferentes estados de
ánimos que adquirieron durante esas ocho horas de trabajo. Yo necesito dedicar
muchas horas para desconectar, generalmente con ejercicio físico y la
meditación y un domingo de campo.
Hay personas que tienen la
suficiente fuerza de voluntad, para dedicarse a una determinada actividad que
les ayude a despejarse por su cuenta; tienen reservado un rinconcito en casa
para tales menesteres, otras construyen el rinconcito, pero mientras están en
casa, siguen enganchados a esos problemas y rutinas que trajeron del trabajo o
la problemática familiar.
Muchas de mis alumnas, hacen
esto último, construyen un rinconcito en casa para poder seguir trabajando con
sus piezas cuando no están con nosotros, pero finalmente, lo único que hacen,
es pasear la arcilla de un lugar para otro; se la llevan fresca y la traen seca
para reciclar.
Muchos artistas que conozco,
la mayoría, tienen sus estudios artísticos, fuera de la casa, de esa manera, se
ven obligados a cambiar de rutina y ambiente y consiguen trabajar, cuando están
en casa, acaban haciendo cualquier otra cosa, luego están las interrupciones.
Yo soy de los que tienen
tendencia a no salir de casa, en cualquier caso, los días de clase vienen los
alumnos y esto es estímulo suficiente para trabajar; en mi caso, mi desconexión
son los proyectos, pero con mucha frecuencia, me entusiasmo y dedico más tiempo
del aconsejado.
Si no podéis desconectar en
casa, deberíais buscar alguna actividad que os guste a ser posible compartiendo
espacio con otras personas y que esta actividad, sea gratificante; el grupo,
tira del individuo y al final te sientes motivado por una u otra razón a
asistir y despejarte.
Hay muchas ofertas de ocio y
tiempo libre constructivas, otras que no lo son. Todos/as habréis oído con
frecuencia esta historia o alguna parecida: “Fulanito/a, está alcoholizado/a,
el otro día lo vi……. Ya, pero es que su pareja lo ha dejado (o algo similar);
yo suelo contestar a esto: “¿Acaso en las botellas de alcohol, pone remedio
para los problemas?; ¿dónde está?: un huerto ecológico, el parchís, el
parapente, el senderismo, el ciclismo, el runing, la meditación, la pintura, el
baile, etc. Y si fuera necesario, un médico o sicólogo/a
Hay que ser juicioso y no
meterte en un agujero más profundo del que ya estás, sino salir de él.
Señores/as, a: pintar,
modelar, practicar ejercicio o cualquier cosa que os divierta y salir de casa,
a que nos dé el fresco y socializar; solo hay que dar un pasito y si no somos
capaces de hacerlo solos/as, que alguien nos acompañe el primer día, pero hay
que hacerlo.
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