Miércoles, no se cuanto de
septiembre; la ventaja del que va por
libre, es que nunca sabe exactamente el día que es ni la hora; se hace de día y
de noche, hace frío, llueve o hace calor con excepción de la época de
realización de algún tipo de evento, en la que te conviertes en un reloj con
piernas; tan solo va cambiando tu cara cuando te miras en el espejo y el color
de tu pelo; ese es el tiempo.
Hoy es miércoles; el día más
especial de la semana, ahora en verano trabajamos solo por la tarde; a partir
de septiembre nuevamente mañana y tarde. Trabajamos con grupos de chicos/as un
taller en el que tratamos de conseguir que se expresen a través del arte, que
lo hagan de manera autónoma y que disfruten; con el tiempo, hemos conseguido
algo más, que sean capaces de comunicarse y se han realizado algunas
exposiciones de sus obras.
Son dos grupos muy
diferentes, pero tienen como todos/as tenemos algo en común, tan solo que ese
algo, tarda en salir más, cuanto más complicados somos.
Hoy miércoles, como he dicho,
trabajamos, pero no es trabajo como tal, se trata de una actividad voluntaria
que realizamos como parte de una asociación, que tiene sede aquí en nuestro
taller, que también es nuestro domicilio.
Los miércoles por la mañana,
tienen el encanto de recargarte de energías, estés como estés; subes la rampa
que conduce hasta la puerta cansado y mal humorado y con el primer buenos días,
ya eres otra persona; luego te da tiempo para comer y ya tienes aquí el segundo
grupo, que te deja con otra sonrisa al despedirte.
El segundo grupo, viene a
ser como el primero, aunque muy diferente, me refiero a que tiene los mismos
problemas para expresarse y comunicarse, pero tardan más en conseguir llegar a
los objetivos que te planteas y es mucho más inconstante, por lo que tenemos
menos tiempo para trabajar con ellos; generalmente vienen cuando les faltan
unos meses para marcharse; pero algo hacemos. Con el primer grupo, vamos a
empezar nuestro quinto año.
Este tipo de actividad, es
la que te pone a prueba en todos los sentidos y afina al máximo todas tus
posibles virtudes; ¿Cómo adaptarte y reconocer cuales son las necesidades de
tus alumnos/as? y ¿cómo adaptar el trabajo de un grupo a otro?.
Cuando empezamos con este
taller asociativo, teníamos muy claro lo que pretendíamos conseguir, pero
rápidamente, nos dimos cuenta que esa frase de un famoso general “No hay plan
de batalla que sobreviva al primer contacto con el enemigo”; pues eso nos pasó;
dedicamos un tiempo a conocer a nuestros alumnos/as y aprendiendo de ellos a
trabajar con ellos y ofrecerles, lo que nos pedían; al cabo de unos meses, fue
maravilloso; el primer grupo fue el primero en ofrecernos los primeros
resultados; no se trataba de pintar un lienzo, estábamos pintando dos en
colaboración con ellos y el segundo, el que estaban pintando ellos sobre sí
mismos, era maravilloso. El segundo grupo, tardó en reaccionar unos meses más.
Vamos para cinco años con
estos dos grupos y hasta ahora, nos han enseñado ellos/as más a nosotros/as que
nosotros a ellos/as; el taller que realizamos con ellos, se ha ido afinando y
flexibilizando, hemos conseguido a veces, que sean ellos, los que den clases a
otros colectivos y que emocionen a otros.
Vamos a ver este año, que
nos enseñan nuestros alumnos/as de los miércoles y como lo asimilamos para
trabajar con la diversidad. Nos han ayudado a construir un taller, válido para
todos/as; hemos observado, que cuando alguien nos visita y participa, los
efectos sobre esta persona, se multiplican, no están acostumbrados al día a día
y emocionalmente, les produce un torrente de sentimientos y cuando se marchan
los observadores, se marchan aliviados y de alguna manera “sanados”.
El arte, es un medio de
comunicación muy directo a nivel del subconsciente, entra directamente atravesando
esas diferentes capas que hemos creado a nuestro alrededor y trata de tú a tú
con nuestro niño/a interior; lugar, donde casi siempre residen nuestros
problemas.
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