Tomate lunar deseado |
Plantar tomates en la Luna e
irse de vacaciones a Marte.
Esta entrada, tan solo puede
ser comprendida, por todos/as aquellos/as, que hace muchos años ya, aprendimos
a realizar la fotosíntesis cuando era necesario y descubrimos que debajo de una
piedra, a veces, no solamente puede haber un escorpión, sino un “Marciano”.
Aquellos/as, que aprendimos
a caminar sin mover los brazos y con sutiles pasos de Ninja por nuestro taller
para no tirar nada al suelo, aquellos/as que con ilusión, pasamos las noches en
vela, vigilando el horno de gas, realizando nuestra primera carbonación y a los
que ya nos metemos dentro del horno cuando hacemos Rakú, por tal de meter una pieza más y no acabar a las
tantas; aquellos/as, que aprendimos a evitar los trucos de otros/as a base de tragárnosla
y que ya sabemos hacer casi de todo para mantenernos ahí.
Plantar un tomate en la
Luna, no es cualquier cosa, hay que invertir mucho tiempo, no solo en el
transporte y en la preparación, sino en el mimo. Nuestro pequeño tomate lunar,
no es un tomate: Cherry, Kumato, de Pera, Raf, etc. Es más bien un tomate “Esmirriado”;
es comprensible, las condiciones no suelen ser las idóneas, pero está cargado
de: Sueños, libertad, de plenitud, de coraje, de tesón, de orgullo y experiencia;
tiene un sabor agridulce y a veces, la cosecha de un solo tomate, se pierde,
momento en el cual, necesitamos irnos una temporadita a Marte a meditar, pero
volvemos como nuevos, pese a la congestión del tráfico marciano que podemos
encontrar últimamente: Que si el Sojourner, el Viking 2 lander, el Mars Science
Laboratory, el Curiosity y hay que tener cuidado con esos pelotazos de gomas
gigantescas que caen del cielo de vez en cuando, cuando llega un nuevo vehículo
al suelo marciano.
El año que la cosecha es
buena, paseamos nuestro pequeño tomate orgullosos por todo el ciberespacio;
parecemos niños/as pequeños/as en la mañana de Navidad o de Reyes (no me meto)
u otras mañanas de por el estilo.
Nuestro pequeño tomate, no
se come, se pone en un pedestal y se muestra en una sala adecuada para tal fin,
donde a veces coincide con otras verduras o frutas, procedentes de Júpiter, Saturno,
Plutón, aunque siempre hay alguno/a que se pasa con su tomate y se estrella
contra el sol; con estos/as hay que tener cuidado.
Marte, al contrario de lo
que pensáis, no está deshabitado, está lleno de gente que planta en sitios
raros, viven en la tierra físicamente, pero en realidad, no están en ella; en
Marte, la comida es rara, casi todos los alimentos, acaban en la sílaba “AN, PAN o LAN” y cosas así, es el lugar donde
vivimos cuando nos la hemos pegado; ya se sabe hay dos tipos de personas que se
dedican a este tipo de cosas, los que se la han pegado y los que se la van a
pegar y luego estamos en una tercera categoría, los que nos caemos con gracia y
nos levantamos con sutiliza y nadie se entera.
Bueno, os dejo, creo que
este año, a lo mejor en vez de uno, consigo dos tomates; hasta luego.
Para más información:
https://neferceramistas.jimdo.com/
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