Volviendo a buscar en el baúl
de los recuerdos, he encontrado este mural que nos encargaron para el
Ayuntamiento de Comares en Málaga; ahora tengo el pelo blanco, no hace falta
deciros, que hace bastante tiempo.
Recuerdo que en su momento
nos plantearon la posibilidad de hacer un mural, para esta localidad, pero no
nos dieron ninguna seguridad, ni nos pidieron bocetos ni nada parecido; un buen
día varios meses después, nos llamaron a las 12:30 del medio día para decirnos
que vendrían a ver un boceto y plantear algunas cosas, sobre las 19:00. Eso es
estrés y lo demás, son tonterías; Marina, me clavo literalmente con unos clavos
a la silla y al suelo y empecé a hacer un boceto directamente sobre el papel y
la acuarela sin darle muchas vueltas, no había mucho tiempo.
Llego la hora de la
entrevista, gustó, creo recordar que sugirieron algún pequeño cambio pero ya
sobre la marcha lo hicimos con tranquilidad; hicimos una visita a la localidad
que hasta el momento tan solo habíamos visto en fotografías y presentamos en el
Ayuntamiento el proyecto con las rectificaciones sugeridas y manos a la obra.
Comares, es un pueblo
precioso, muy bien cuidado y costumbrista, todas sus calles y plazas tienen
unos bonitos murales de cerámica, incluso el suelo te marca el camino con unos
pies hechos de cerámica; las vistas son increíbles y en época de Verdiales,
aquello cobra mucha vida.
En esa época, yo no me
encontraba muy bien, estaba pasando una enfermedad, de la que yo jamás había oído
el nombre, pero no era muy bonito “Anemia Perniciosa”, además de agotado y sin
fuerzas, no tenía sensibilidad en las manos, brazos y posteriormente en piernas
y la espalda, era una sensación extraña, podía coger objetos y mover las manos,
pero no las sentía. El tratamiento, a base de vitamina B12 y otras cosas, me
daba una paz infinita, no tenía más que ganas de dormir.
Yo me encargue del diseño y
dibujo a escala real del proyecto, sentado en una mesa atontolinado y sin
sentir el lápiz en mis manos, recuerdo tener una paciencia infinita y recrearme
en los detalles; Marina y una amiga, lo pasarían a los azulejos; ellas, no
hacían más que protestar, les estaba complicando mucho la vida con el dibujo “Sencillo
Jose, sencillo” me decían todo el tiempo, pero yo estaba en los mundos de “Yupi”
y disfrutando de aquello.
El mural fue avanzando
adecuadamente, aunque siempre hay que repetir algún azulejo (ya sabéis, el más
complicado es el que se suele partir), salió bien; es como a nosotros/as nos
gusta un mural, mixto, con diferentes técnicas cerámicas: Cuerda seca,
sobrecubierta, engobes vitrificados, etc.
Se entregó en su fecha
pactada y se cobró rápido afortunadamente.
Posteriormente lo colocaron e
inauguraron, aunque la mayoría de las fotografías que tenemos de este es de
amigas que van de vez en cuando para allá.
Allí está a la entrada del pueblo;
tendremos que ir algún día a volver a verlo, aprovechando sus fiestas y tomando algo disfrutando de las maravillosas vistas del lugar.
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